Joel Saucedo
Los días del senador Miguel Barbosa Huerta, oriundo del estado de Puebla, están contados como coordinador de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en el recinto de Insurgentes y Reforma.
El motivo no es cosa menor, pues el legislador negoció para él la candidatura al gobierno de Puebla con el panista Ernesto Cordero, lo cual hizo a espaldas de Jesús Ortega, dirigente de Nueva Izquierda y Jesús Zambrano, líder nacional perredista.
La noticia causó más que enojo entre Ortega y Zambrano, los principales dirigentes de la corriente que detenta prácticamente el control absoluto de los órganos de esta fuerza partidista. Entre ellos sostuvieron una fuerte discusión que derivó en el rompimiento con Barbosa.
Se tiene considerado que Barbosa deje la coordinación de los 22 senadores una vez que Carlos Navarrete Ruiz asuma la presidencia del partido para septiembre próximo. Todo apunta a que así será.
Prácticamente desde el inicio de la presente legislatura, Barbosa se manejó de manera independiente a las directrices de su partido, sobre todo por las posiciones encontradas que adoptó en la instrumentación del Pacto por México.
Durante las discusiones de las iniciativas enviadas al Congreso de la Unión por el Ejecutivo Federal, Barbosa coincidió con Ernesto Cordero, quien en todo momento se opuso a las propuestas priistas.
Cercanos a ambos senadores, escucharon a Barbosa decirle a Cordero “mi hermano”. Sin consultar a los Chuchosmayores, el líder senatorial buscó el apoyo de los corderistas para su eventual candidatura.
Sin embargo, no contaba con que Cordero perdería de manera estrepitosa contra Gustavo Madero, aunque sus ilusiones se le cayeron momentáneamente, porque el pasado viernes se le vio departir alegremente con René Bejarano Martínez.
La reunión tuvo lugar en un céntrico comedero político, donde todo tipo de personajes acude al lugar a dejarse ver en público cuando desea enviar mensajes cifrados o directos.
Paralelamente, corrió por doquier el hecho de que Barbosa trabaja en la construcción de su propia tribu, a la que contempla sumar liderazgos relegados de corrientes como Nueva Izquierda y Alternativa Democrática Nacional.
La estrategia del político de Puebla, es más que clara, pues al momento en que ha dejado de contar con el apoyo de los Chuchos para ser candidato al gobierno de su estado, se ha dado a la tarea de abrir puertas en otros espacios, como es el caso de Bajarano, líder de Izquierda Democrática Nacional, otra de las tribus que mantiene un fuerte predominio al interior del sol azteca.
Ahora la disyuntiva estriba en quién ocupará la bacante que deje Barbosa. En el PRD senatorial hay liderazgos importantes del calibre de Alejandro Encinas, Manuel Camacho Solís, Luis Sánchez y Dolores Padierna Luna, pero con seguridad ninguno de ellos será el próximo coordinador, pues son contrarios a Nueva Izquierda que mantiene el control de la Cámara de Senadores.
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