Joel Saucedo
Al término de su mandato, el
4 de diciembre de 2012 y con nuevo jefe de gobierno del Distrito Federal,
Marcelo Ebrard nunca se imaginó que las fricciones y el distanciamiento con el
doctor Miguel Ángel Mancera, serían de inmediato.
Más aún, tampoco pensó que
al interior del Partido de la Revolución Democrática, se la acabaría la
influencia que tuvo durante su gestión, a grado tal que prácticamente fue
menospreciado y vilipendiado por las distintas corrientes que pululan en las
filas de partido del sol azteca.
Disminuida su capacidad
negociadora, Ebrard anunció en agosto de 2013 la creación de su propia
corriente Movimiento Progresista, desde la cual pretendió disputarle a Carlos
Navarrete la presidencia de su partido, sin embargo, en las elecciones internas
perredistas ni siquiera figuró.
La estrategia del ex jefe de
gobierno, consistía primero en apoderarse de la dirigencia perredista –con una
representación de seis diputados federales, dos senadores y tres asambleístas-,
para de ahí lanzar su candidatura presidencial en 2018.
En esas estaba cuando el
mundo se le vino encima. En marzo de 2014, su ahora enemigo político Joel
Ortega –cesado como jefe de la policía por la tragedia del News Divine-, con el
aval de Mancera anunció la suspensión del servicio de la Línea 12 del Metro
dejando sin servicio a casi medio millón de usuarios.
Se crearon sendas comisiones
investigadoras en el ámbito legislativo, pero en ninguna de ellas fue llamado a
comparecer para que explicara el exorbitante gasto de 47 mil millones de pesos.
Sin embargo, su olfato
político lo llevó a irrumpir en el momento en que sesionaba la Comisión
Especial de la Cámara de Diputados, la cual determinó que el exmandatario
capitalino había incurrido en responsabilidades no solo administrativas, sino
penales.
Al día siguiente Marcelo
intentó de nuevo ser escuchado por los legisladores que abordaron el tema ante
el pleno de San Lázaro, pero un acuerdo entre los grupos parlamentarios le
permitió comparecer el viernes pasado durante cuatro horas.
Todo lo anterior se
desarrolló mientras se ventilaba en los medios de comunicación, que la
corriente de los Chuchos lo había
postulado como candidato plurinominal a una diputación federal y por ende
futuro coordinador de la bancada amarilla.
Atrás quedaron las
negociaciones con el Movimiento Ciudadano que le había hecho el mismo
ofrecimiento, además del coqueteo del oriundo de Macuspana para que se pasara a
las filas del naciente partido Morena.
Con ello, Ebrard se perfila
como el más sólido aspirante del PRD rumbo a las elecciones presidenciales del
2018, por encima de Mancera, a quien previamente los Chuchos le hicieron el mismo ofrecimiento a cambio de dejarles la
candidatura de la jefatura de gobierno para esa misma fecha.
Lo dicho: después de haber
estado en la lona, Marcelo Ebrard se ha reinventado. Está de regreso para
oxigenar a un partido cuya decepcionada militancia estaba desfondando.
Incluso se dejó ver con el
dirigente del PAN, Gustavo Madero, con quien habría pactado no escalar el tema
de la Línea 12 a cambio de información privilegiada en contra de sus
detractores.
Twitter: @JoelSaucedo
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