Joel Saucedo
Marcelo Ebrard es un político
completo. Se forjó en las filas del PRI, pasó por el PVEM como diputado
federal, luego fungió como candidato a jefe de gobierno del Distrito Federal
del efímero Partido Centro Democrático, fundado por él y su mentor político,
Manuel Camacho Solís.
Posteriormente, al ingresar a la
administración pública de Andrés Manuel López Obrador, se afilió al PRD,
instituto político que ahora aspira a dirigir, como plataforma para buscar la
candidatura presidencial en el 2018, puesto que la del 2012 se la cedió a López
Obrador causando el enojo de la poderosa corriente de Los Chuchos.
Sin embargo, dichas aspiraciones
parecen verse truncadas con la suspensión del servicio de la Línea 12 del
Metro, bautizada por el propio Ebrard como “línea dorada”, que ahora ha dejado
sin servicio a 430 mil usuarios con las consecuentes molestias sumadas al
reciente incremento a la tarifa del Metro al pasar de 3 a 5 pesos.
Ebrard ha sobrevivido en la
política de la mano de Camacho Solís y de López Obrador. El primero lo hizo
secretario general del PRI de 1988 a 1992, de donde brincó a la secretaría de
gobierno del entonces Departamento del Distrito Federal, donde Camacho fungía
como regente de la ciudad.
Políticamente Ebrard estaba muy
bien ubicado, pues su jefe era amigo personal del presidente Carlos Salinas.
Habían estudiado juntos. De hecho, Camacho Solís siempre hizo lo que quiso como
regente, incluso invadió esferas de competencia del mítico Fernando Gutiérrez
Barrios, secretario de Gobernación en esos años.
Pero el destino no le favoreció a
Marcelo cuando Salinas decidió que Luis Donaldo Colosio sería su sucesor en
lugar de Camacho; éste montó en cólera y renunció al cargo. Marcelo lo siguió
como subsecretario en el efímero lapso que Camacho fungió como canciller,
porque de ahí saltó a ser Comisionado para la Paz en Chiapas.
Concluido el régimen salinista,
Camacho y Ebrard quedaron en la orfandad, pues Ernesto Zedillo no les dio cobijo en ningún lado. Ebrard
consiguió ser diputado federal del PVEM. Después, con la creación del Partido
Centro Democrático, se lanzó como aspirante a la jefatura de gobierno del
Distrito Federal, pero a medio camino declinó a favor de López Obrador.
Dos años tuvo que pasar Marcelo haciendo
antesala en el viejo Palacio del Ayuntamiento para que el tabasqueño lo
nombrara Secretario de Seguridad Pública. Otros dos años transcurrieron
aparentemente en calma, hasta que a inicios de diciembre de 2004, dos policías
federales fueron linchados en Tláhuac. Fox lo cesó el 6 de diciembre.
Pero dado el enfrentamiento entre
Fox y López Obrador, éste nombró a Marcelo secretario de Desarrollo Social, con
lo cual lo perfiló para sucederlo permitiéndole una agenda personal que llegaba
a incluir hasta diez eventos por día.
En pleno proceso de desafuero de
AMLO, Ebrard jugó un papel de vital importancia para el oriundo de Macuspana.
Acudió a Televisa a dar la cara por su jefe. Se peleó con los altos directivos
y los amenazó que se la verían con él cuando fuera jefe de gobierno.
Ya como mandatario capitalino, Marcelo
enfrentó la peor crisis de su gobierno el 20 de junio de 2008, cuando en la
discoteca New´s Divine, fallecieron
12 personas -9 jóvenes y 3 policías- en medio de un fallido operativo policiaco
a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública, a cuyo frente estaba Joel Ortega
Cuevas.
La presión de esclarecer el hecho
hacia el gobierno marcelista provino principalmente del Partido Acción
Nacional, que solicitó a Felipe Calderón remover del cargo a Ortega Cuevas.
Pero esto no ocurrió, pues quien cesó al jefe de la policía fue el propio
Ebrard.
La primera víctima política de
esa tragedia, fue el entonces delegado en Gustavo A. Madero, Francisco Chiguil,
quien en los días posteriores inmediatos al suceso, fue también presionado por
Ebrard para que renunciara.
Chiguil aguantó lo más que pudo.
El día de su renuncia Marcelo lo citó en sus oficinas. Tres horas esperó el
delegado y nada. Hasta que de pronto se abrieron las puertas, era Ebrard con el
procurador y el contralor, cargados de expedientes. El jefe de gobierno le dijo
a Chiguil: “Francisco, te tienes que ir”. Y se fue.
Días después, tocó el turno al
procurador Rodolfo Félix Cárdenas y al titular de la SSP, Joel Ortega. Pero lo
más traumático fue el despido de Joel, pues los gritos y mentadas de madre se
escucharon hasta la Plaza de la Constitución. El rompimiento fue total.
Ahora, Joel Ortega es el director
del Metro y la decisión de suspender el servicio en 11 estaciones de la Línea
12 del STC es un golpe político demoledor en contra de Marcelo, pero hay que
dar por descontado que se quedará de brazos cruzados. Ya hay voces que piden la
salida de Ortega, lo grave es que éstas proceden del interior del partido del
sol azteca.
¿Sobrevivirá Marcelo a esta? Todo
parece indicar que sí.
Twitter: @JoelSaucedo
saucedosj@yahoo.com.mx