Joel Saucedo
Algo raro sucedió en Sinaloa la semana pasada,
pues un grupo de personas se movilizó en Culiacán y Guamúchil para exigir la
liberación de Joaquín “El Chapo” Guzmán
o bien para impedir su extradición a Estados Unidos.
¿Quién o quiénes fueron los
autores intelectuales que convocaron a una movilización en donde solicitaron
exculpar al famoso capo de los delitos de tráfico de droga?
Las imágenes publicadas en
los medios nacionales de comunicación dieron cuenta de que se trataba de un acto
inédito que sólo se puede explicar por la penetración en la sociedad de una especie de narcocultura
durante las últimas décadas.
El hecho provocó la
indignación del procurador general de la República, Jesús Murillo Káram, quien
dijo no tener duda de que alguien “está moviendo” ese tipo de acciones en
defensa de “El Chapo”.
“No puede ser que alguien,
que incluso presume haber matado y haber lesionado y haber afectado a tanta
gente, puede ser defendido de esa manera”, manifestó el funcionario al periodista
Joaquín López-Dóriga, aunque le faltó comentar si se emprendería o no una
investigación para descubrir los extraños hilos que movieron a los seguidores
del sinaloense en su defensa.
Se trata de un foco de
alerta para una sociedad penetrada por la influencia del narcotráfico. El hecho
de que en la marcha hayan participado menores de edad, llevados por sus propios
padres, habla de una brutal decadencia en valores y principios, donde se exalta
al que posee mayor riqueza sin importar su ilícita procedencia.
La entidad que gobierna
Mario López Valdez -un dicharachero gobernador priista venido a neopanista
perredista-, fue sacudida en su conciencia por la detención del capo de capos,
incluso el hecho generó de inmediato un pasatiempo antes desconocido: el narcoturismo.
Al edificio Miramar, ubicado
en el Puerto de Mazatlán llegaron visitantes a tomarse la foto del recuerdo. El
hecho fue recogido por diferentes medios de comunicación locales y nacionales.
Lo mismo sucedió en la capilla del llamado santo de los narcos Jesús Malverde,
ubicada en la ciudad de Culiacán, hasta donde la policía llegó para dispersar a
quienes tenían planeado manifestarse el pasado domingo 2 de marzo.
Las interrogantes son ¿Qué
ha hecho López Valdez en estos años por cambiar la realidad social de la
entidad? ¿Acaso él y las autoridades municipales están en otra galaxia al no
darse cuenta de que la cultura del narco he penetrado hasta el tuétano la
estructura del Estado y a podrido a la sociedad sinaloense?
¿Qué fue lo que
verdaderamente sucedió durante la manifestación, donde aparentemente la policía
realizó disparos al aire para disuadir la marcha? ¿Quién les ordenó actuar de
esa manera? ¿Acaso los uniformados se mandan solos y por su cuenta decidieron
espantar a los manifestantes?
Aparte de los 211 detenidos
–entre ellos varios menores de edad- inmiscuidos en actos vandálicos,
nuevamente fueron agredidos reporteros del periódico Noroeste. Y sí, fue la policía. No podía ser diferente tal y como
ha sucedido en los últimos años en cuanto agresiones a informadores que sólo
cumplen con su responsabilidad de transmitir los excesos de la autoridad.
López Valdez se lavó las
manos con el argumento de que en ningún momento ordenó reprimir la marcha en
favor de “El Chapo”. Tan fácil como eso. ¿Es creíble que nunca se haya
percatado que Guzmán Loera construyó una red de túneles para poderse desplazar
con tranquilidad y seguridad por la ciudad?
Pero lo que sí queda claro
es que desde la óptica del mandatario estatal, es más fácil detener a
manifestantes y golpear periodistas que investigar y capturar a quienes son el
verdadero cáncer de la sociedad. La omisión de la autoridad durante lustros
está a la vista.
Twitter: @JoelSaucedo
saucedosj@yahoo.com.mx
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