miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Renacerá Marcelo?

Joel Saucedo

          Marcelo Ebrard es un político completo. Se forjó en las filas del PRI, pasó por el PVEM como diputado federal, luego fungió como candidato a jefe de gobierno del Distrito Federal del efímero Partido Centro Democrático, fundado por él y su mentor político, Manuel Camacho Solís.

          Posteriormente, al ingresar a la administración pública de Andrés Manuel López Obrador, se afilió al PRD, instituto político que ahora aspira a dirigir, como plataforma para buscar la candidatura presidencial en el 2018, puesto que la del 2012 se la cedió a López Obrador causando el enojo de la poderosa corriente de Los Chuchos.

          Sin embargo, dichas aspiraciones parecen verse truncadas con la suspensión del servicio de la Línea 12 del Metro, bautizada por el propio Ebrard como “línea dorada”, que ahora ha dejado sin servicio a 430 mil usuarios con las consecuentes molestias sumadas al reciente incremento a la tarifa del Metro al pasar de 3 a 5 pesos.

          Ebrard ha sobrevivido en la política de la mano de Camacho Solís y de López Obrador. El primero lo hizo secretario general del PRI de 1988 a 1992, de donde brincó a la secretaría de gobierno del entonces Departamento del Distrito Federal, donde Camacho fungía como regente de la ciudad.

          Políticamente Ebrard estaba muy bien ubicado, pues su jefe era amigo personal del presidente Carlos Salinas. Habían estudiado juntos. De hecho, Camacho Solís siempre hizo lo que quiso como regente, incluso invadió esferas de competencia del mítico Fernando Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación en esos años.

          Pero el destino no le favoreció a Marcelo cuando Salinas decidió que Luis Donaldo Colosio sería su sucesor en lugar de Camacho; éste montó en cólera y renunció al cargo. Marcelo lo siguió como subsecretario en el efímero lapso que Camacho fungió como canciller, porque de ahí saltó a ser Comisionado para la Paz en Chiapas.

          Concluido el régimen salinista, Camacho y Ebrard quedaron en la orfandad, pues Ernesto Zedillo  no les dio cobijo en ningún lado. Ebrard consiguió ser diputado federal del PVEM. Después, con la creación del Partido Centro Democrático, se lanzó como aspirante a la jefatura de gobierno del Distrito Federal, pero a medio camino declinó a favor de López Obrador.

          Dos años tuvo que pasar Marcelo haciendo antesala en el viejo Palacio del Ayuntamiento para que el tabasqueño lo nombrara Secretario de Seguridad Pública. Otros dos años transcurrieron aparentemente en calma, hasta que a inicios de diciembre de 2004, dos policías federales fueron linchados en Tláhuac. Fox lo cesó el 6 de diciembre.

      Pero dado el enfrentamiento entre Fox y López Obrador, éste nombró a Marcelo secretario de Desarrollo Social, con lo cual lo perfiló para sucederlo permitiéndole una agenda personal que llegaba a incluir hasta diez eventos por día.

         En pleno proceso de desafuero de AMLO, Ebrard jugó un papel de vital importancia para el oriundo de Macuspana. Acudió a Televisa a dar la cara por su jefe. Se peleó con los altos directivos y los amenazó que se la verían con él cuando fuera jefe de gobierno.

        Ya como mandatario capitalino, Marcelo enfrentó la peor crisis de su gobierno el 20 de junio de 2008, cuando en la discoteca New´s Divine, fallecieron 12 personas -9 jóvenes y 3 policías- en medio de un fallido operativo policiaco a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública, a cuyo frente estaba Joel Ortega Cuevas.

      La presión de esclarecer el hecho hacia el gobierno marcelista provino principalmente del Partido Acción Nacional, que solicitó a Felipe Calderón remover del cargo a Ortega Cuevas. Pero esto no ocurrió, pues quien cesó al jefe de la policía fue el propio Ebrard.

        La primera víctima política de esa tragedia, fue el entonces delegado en Gustavo A. Madero, Francisco Chiguil, quien en los días posteriores inmediatos al suceso, fue también presionado por Ebrard para que renunciara.

      Chiguil aguantó lo más que pudo. El día de su renuncia Marcelo lo citó en sus oficinas. Tres horas esperó el delegado y nada. Hasta que de pronto se abrieron las puertas, era Ebrard con el procurador y el contralor, cargados de expedientes. El jefe de gobierno le dijo a Chiguil: “Francisco, te tienes que ir”. Y se fue.

       Días después, tocó el turno al procurador Rodolfo Félix Cárdenas y al titular de la SSP, Joel Ortega. Pero lo más traumático fue el despido de Joel, pues los gritos y mentadas de madre se escucharon hasta la Plaza de la Constitución. El rompimiento fue total.

       Ahora, Joel Ortega es el director del Metro y la decisión de suspender el servicio en 11 estaciones de la Línea 12 del STC es un golpe político demoledor en contra de Marcelo, pero hay que dar por descontado que se quedará de brazos cruzados. Ya hay voces que piden la salida de Ortega, lo grave es que éstas proceden del interior del partido del sol azteca.

         ¿Sobrevivirá Marcelo a esta? Todo parece indicar que sí.

Twitter: @JoelSaucedo
saucedosj@yahoo.com.mx


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