Joel Saucedo
Por siempre la economía
informal ha sido vilipendiada por gobiernos, funcionarios y políticos, con el
argumento de que no pagan impuestos y con ello lesionan el avance de la
economía formal.
Han sido numerosos y enormes
los esfuerzos de los tres niveles de gobierno, en su propósito de regular la
informalidad en todas sus facetas, fundamentalmente el comercio en la vía
pública o lo que cabe en esta definición.
Dichos esfuerzos solo han
puesto de manifiesto la incapacidad gubernamental para hacer frente a una
problemática que anida corrupción, contrabando, piratería e ilegalidad en todos
los sentidos.
Según el “Instituto de
Investigación y Debate sobre la Gobernanza”, la economía informal es una
afrenta a los poderes establecidos. El poder de los líderes del comercio
informal quebranta la legitimidad del gobierno como auténtico gestor de las
demandas de la población.
En diferentes momentos los
comerciantes formales denunciaron que los ambulantes, el contrabando y la
piratería seguirán siendo un grave problema, mientras los vendedores informales
representen votos potenciales para partidos y autoridades.
Las cifras no son menores.
Los vendedores establecidos en el Centro Histórico de la ciudad de México,
tasan sus pérdidas anuales en 110 mil millones de pesos, por una voraz
competencia informal de 30 mil comerciantes y que podrían ser 500 mil en toda
la ciudad.
El fisco deja de percibir 9
mil 600 millones de pesos anuales por el comercio ilegal de electrodomésticos,
computación, textiles, calzado, juguetes, fonogramas, videojuegos, software,
vinos, licores, bolsas, artículos escolares, entre otros tantos productos.
Por su parte, los líderes
ambulantes obtienen ganancias de hasta un millón de dólares anuales por el uso
de piso. Por ejemplo, la Asociación Legítima Cívica Comercial, con una
membresía de 4 mil agremiados, cobra 50 pesos diarios o entre 15 y 20 mil pesos
para garantizar un espacio de venta.
En su “Medición de la
Economía Informal 2003-2012” el Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI), señala que la economía informal generó el 25% del Producto Interno
Bruto (PIB) en 2012, con casi el 60% de la población ocupada.
De acuerdo al organismo, por
cada 100 pesos generados por la economía, 75 pesos los genera el 40% de los
ocupados formales, mientras que 25 pesos los generan el 60% de los ocupados en
la informalidad.
En cuanto a la productividad
anual por puesto de trabajo del PIB, la economía formal generó en promedio 387
mil 355 pesos anuales a precios de 2008, en tanto que la economía informal 118
mil 523 peso anuales a precios de 2008. De esto se desprende que la economía
formal, es solo 2.3 veces mayor en productividad que la economía informal.
¿Cómo explicar estas cifras
a la población cuando se usa un doble discurso? La autoridad dice combatir la
ilegalidad y se vuelve cómplice de ella. Ahí están los números, la economía
informal emplea el 60% de los trabajadores que no han encontrado una ocupación
con prestaciones y seguridad social. Es pues, su válvula de escape.
Twitter: @JoelSaucedo
saucedosj@yahoo.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario