Joel Saucedo
La salida de Ángel Heladio
Aguirre Rivero de la gubernatura de Guerrero, no solo es necesaria sino
urgente, pues la ingobernabilidad en la entidad se agravó este lunes con la
quema de las oficinas de Palacio de Gobierno en la capital Chilpancingo.
Las protestas de los
normalistas de Ayotzinapan, apoyados por maestros de la Coordinadora Estatal de
Trabajadores de la Educación de Guerrero constató la falta de control de
Aguirre sobre las debilitadas instituciones estatales.
Sin embargo, durante la
reunión de más de seis horas de los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional
del PRD, donde se analizó la situación del estado, no se tomó la decisión de
solicitarle al mandatario renunciar al cargo.
Esto habla de la necedad de
la izquierda de mantener a toda costa como gobernador a quien no le ha dado
gobernabilidad a la convulsionada entidad, azotada por los excesos del crimen
organizado coludido con el servicio público y que derivaron en la desaparición
de 43 normalistas.
¿Por qué debe irse el
gobernador? Son muchas las respuestas. En primer lugar para distender el
ambiente de crispación, enojo, inconformidad, impotencia y desesperación de los
familiares de los estudiantes muertos y desaparecidos, así como de la sociedad
en general.
Tal vez, la renuncia de
Aguirre no resuelva de facto la actual situación, pero al menos enviará un
mensaje de que la izquierda está en la mejor disposición de contribuir a
encontrarle solución a tan difícil problema.
La dirigencia nacional que
encabeza Carlos Navarrete debe dar el primer paso y valorar en qué momento
Ángel Heladio tiene que solicitar licencia al Congreso, tal y como Jesús
Zambrano se lo pidió al desaparecido alcalde con licencia José Luis Abarca.
En tanto, la dirigencia del
Partido Acción Nacional, también debe discutir la pertinencia de solicitar a
sus senadores que pidan la desaparición de poderes en la entidad que está en
total descontrol.
Hay que recordar que en la
recta final de la campaña por la gubernatura en 2011, el candidato de Acción
Nacional, Marcos Parra declinó en favor de Aguirre Rivero, quien fue postulado
por la izquierda encabezada por el PRD, después de que el PRI no lo escogió
como su candidato.
Es por ello que en un acto
de congruencia, tanto Acción Nacional como el partido del sol azteca, están
obligados a plantearle al mandatario la urgencia de que contribuya a devolverle
la estabilidad al estado.
¿Acaso la izquierda desea
dejar en el imaginario colectivo que para acceder al poder requiere de la
colusión con el crimen organizado? Solo se deslindaron del alcalde con licencia
pidiendo su desafuero. ¿Pero acaso no hay versiones de que Abarca financió la
campaña de Aguirre para la gubernatura?
Al defender la permanencia
del mandatario en el cargo, la izquierda solo está mandando el mensaje de que
no sólo reprime a los estudiantes, sino que los desaparece y los asesina,
cuando sus principios siempre han sido de defensa hacia ese sector.
La situación está escalando
a niveles nunca imaginados, pues la barbarie cometida por los policías en
contra de los estudiantes, es una herida que difícilmente cicatrizará. El
electorado (y se espera que la justicia) les cobrará la factura más pronto que
tarde.
Twitter: @JoelSaucedo
saucedosj@yahoo.com.mx
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