martes, 9 de diciembre de 2014

¿Qué hacer ante las marchas?

Joel Saucedo

¿Qué hacer ante las constantes movilizaciones que se realizan en la capital del país, pero sobre todo en el primer cuadro de la ciudad?

La respuesta se torna por demás complicada, puesto que el Distrito Federal es más que una caja de resonancia de los problemas que no encuentran solución en su lugar de origen.
La ciudad es la sede de los Poderes de la Unión –El Ejecutivo, con sus secretarías, paraestatales y organismos autónomos; el Senado y la Cámara de Diputados, así como el Poder Judicial-, de los partidos políticos, de las embajadas y de los organismos internacionales.

En consecuencia, quienes exigen solución a sus demandas y protestan en las calles de la ciudad con bloqueos, marchas y mítines, acuden a las diferentes instancias gubernamentales en busca de atención a sus peticiones.

Y mientras más lenta e infructuosa se torna una solución, las protestas permanecen el tiempo necesario, con las implicaciones económicas, políticas y sociales que ello conlleva.

Las autoridades capitalinas con una tradición de izquierda desde 1997, han maniobrado entre la disyuntiva de respetar el derecho a la libre manifestación y el de terceros a transitar con libertad por las arterias muchas veces ocupadas por las protestas citadinas.

A ello se suma el escaso margen de maniobra del gobierno de la ciudad que en un afán de mantenerse fiel a la izquierda, respeta la libre movilización, pero a la vez se muestra impotente para sancionar hechos de violencia a todas luces registrados por los medios de comunicación.

Los intentos de regular las marchas han encontrado el rechazo generalizado de la oposición y de los grupos defensores de los derechos humanos, no así de la derecha que quisiera un Estado autoritario e intolerante, lo cual a estas alturas sería por demás inadmisible.

Sin embargo, ahí están las pérdidas horas-hombre para los cientos de trabajadores que no solo arriban tarde a sus centros laborales, sino que en ocasiones no llegan con los consecuentes descuentos, sin que al patrón tenga consideración alguna por un problema que le ha sido ajeno.

De acuerdo a la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo de la Ciudad de México, durante este año las empresas han perdido mil 949.5 millones de pesos a consecuencia de 97 movilizaciones.

Tales pérdidas incluyen la caída en ventas, las horas-hombre pagadas pero no ocupadas y daños por vandalismo en bancos, tiendas departamentales, restaurantes, instituciones de seguros y demás establecimientos mercantiles.

Del total de movilizaciones registradas, 23 fueron de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), 31 de diferentes organizaciones y 28 por los últimos sucesos de Ayotzinapa y el Instituto Politécnico Nacional, así como 7 de organizaciones no gubernamentales, entre otras.

Aparentemente por una errónea estrategia para controlar las movilizaciones –que sin duda continuarán-, renunció el jefe de la policía de la ciudad más poblada del país.

¿Quién más renunciará o dejará el cargo? ¿Jesús Rodríguez Almeida es el único responsable? ¿Se manda solo? ¿Acaso, no hay responsabilidad de quienes lo nombraron secretario de Seguridad Pública?

Twitter: @JoelSaucedo




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